H. P. de Navarra
Toda carta o misiva, desde sus orígenes hasta nuestros días, tuvo y tiene un motivo o finalidad, mas o menos importante, tanto para el remitente como para el destinatario. Esto es, informar de algo; tenía y tiene su origen o punto de partida y un destino o llegada.
Su contenido podría ser, como he reseñado, más o menos importante, pero el espíritu de la misma, era llegar a su destinatario como fuere.
Los medios para su consecución, podían ser correos personales, privados, públicos (estatales, militares, etc.), a pie, a caballo, en silla, carruajes, barcos, etc., pero siempre debía llegar a su destinatario. He expuesto todo esto para hacer ver la importancia que antiguamente tenía la recepción de las cartas por sus destinatarios.
Actualmente una carta con franqueo para correo “ordinario” se extravía, y no ocurre absolutamente nada; una carta con franqueo para correo “certificado”, se extravía y tan solo se tiene derecho a recibir una indemnización pequeña, (de acuerdo con las tarifas postales y ordenes vigentes de la Administración de Correos), lleve la documentación o contenido que lleve, con el consiguiente perjuicio de las partes intervinientes; tan solo los envíos remitidos y porteados como “valores declarados”, se tendrá derecho al pago por extravío, del valor declarado en el mismo.
Todo esto viene a colación, ya que antiguamente, como es lógico, también se podían extraviar las cartas, podían ser robadas, etc., pero el celo profesional de los porteadores y los servicios postales llegaba a tal extremo que la carta, casi “perseguía” a su destinatario donde se encontrase. También existía el correo “ordinario”, el que más; correo “certificado”, escasísimo (de ahí su rareza), pero casi siempre, en un porcentaje del 100% llegaba a su destino.
He presentado estas cinco cartas pre filatélicas de Navarra, en las cuales puede apreciarse lo que he reseñado anteriormente, de la “persecución” de la misiva a su destinatario.
En todas ellas puede apreciarse que con tinta, ha sido anulada o tachada la ciudad de destino inicial, y puesto la de destino final, incluso en la cuarta están tachadas las ciudades de Madrid y Vitoria, al no encontrarse en ellas el destinatario, que como puede apreciarse se encontraba en Pamplona.
jueves, 8 de abril de 2010
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